Con el eco de las cornetas aún resonando en el ambiente, Huelva despertó al compás de la flauta y el tamboril para casi decirle adiós al mes de abril. Y lo hizo para seguir los pasos de la Virgen de la Peña.
A las ocho y media comenzaba la misa de romeros en la Parroquia de Santa Teresa de Jesús, sede canónica de la filial onubense. A las puertas aguardaba la carreta con los colores blanco y azul, donde sería entronizado el nuevo Simpecado al término de la misa. Un momento histórico.
A los sones de la flauta y el tamboril se iniciaba el camino cuya primera parada sería como es norma el Santuario de la Cinta. En su interior se rezaba ante la patrona de Huelva, pidiendo amparo y protección para estos dos días de camino y la romería.
A partir de ahí comenzaba el sueño. Un caminar que les llevará por municipios como Gibraleón o San Bartolomé de la Torre antes de encontrarse frente a frente con la Virgen de la Peña.