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En plena sierra onubense, la tecnología se convierte en aliada del cuidado. Un proyecto pionero transforma la forma en la que entendemos la atención a nuestros mayores, apostando por la autonomía sin renunciar a la seguridad. Hoy les mostramos cómo la innovación puede abrazar la vida rural… y cambiarla para siempre.

A sus casi 80 años, Ana María Florido —conocida por todos en La Nava como “Anita”— ha vuelto a ser pionera. Tras una vida dedicada a cuidar a otros como auxiliar de ayuda a domicilio, ahora es ella quien se beneficia de una innovadora forma de atención: las casas domotizadas. Sensores silenciosos, sistemas de aviso y seguimiento discreto permiten que quienes aún tienen agilidad y vida activa vivan con tranquilidad, sabiendo que, ante cualquier cambio, hay alguien pendiente.

Se trata de un proyecto piloto impulsado por la Diputación de Huelva dentro del programa Raíces, que busca prevenir la dependencia y combatir la soledad no deseada en el entorno rural mediante la tecnología.

Su historia ha emocionado incluso al presidente de la Diputación, David Toscano, que visitó su hogar y destacó “lo fundamental que es seguir avanzando en este tipo de cuidados”.

La experiencia de Anita es solo el principio. La Diputación ya evalúa los resultados de este programa para decidir cómo extenderlo con fondos propios. Porque el futuro del cuidado, en Huelva, ya se está escribiendo y empieza en casas como la de Anita.

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