Las carnes y embutidos son imprescindibles en Aroche, un pueblo serrano donde prima la calidad del cerdo ibérico. Pero más allá de ello, la cocina de este municipio nos llega directa al paladar a través de productos caseros, con deliciosas recetas que cuentan con una sencilla elaboración.
- Sopas de peso
La historia de estas sopas y su nombre se remonta a las reuniones en los campos, los días en los que había que pesar a los cerdos, antes de su matanza.
Para su desarrollo, añadiremos en una olla aceite de oliva y refreímos unas almendras, que posteriormente machacamos en el mortero. En ese mismo aceite, sofreímos laurel, ajo y cebolla picada, junto a la carne de pollo o pavo troceado. Por último, agregamos vino y luego caldo para cocer la sopa. Finalmente, en un recipiente de barro, incorporamos pan picado, hierbabuena y huevo duro, así como las sopas que hemos preparado.
- Salchichas arochenas
Puedes conseguirlas en cualquiera de las carnicerías que se encuentran en el pueblo o probarlas directamente en los bares y restaurantes de Aroche. ¿Su secreto para hacerlas diferentes? Que están aliñadas con aguardiente. Sí, sí, has leído bien, con aguardiente. Su sabor es único y ya adelantamos que sorprenderá.
- Setas, variadas y en diferentes épocas del año
La Amanita cesárea o tana, agaricus campestris o josefita, macrolepiota procera o galipierno, Lactarius deliciosus o níscalo y Boletus o tentullo, en otoño; la Amanita ponderosa o gurumelo, a finales enero y hasta finales de abril; la Cantharellus cibarius o chantarella, en primavera e inicios de verano. Estas son algunas de las deliciosas setas que se pueden degustar en este pueblo de la Sierra, simplemente asadas o en forma de tortilla, revueltos o guisos. De cualquier forma, se trata de un manjar muy codiciado que da un toque maestro a cualquier plato.
- Y de postre…
Por supuesto no podía faltar la guinda final en esta mesa. Los postres arochenos se caracterizan por recetas que pasan de generación en generación, manteniéndose intactas a sus orígenes. Con ello, encontramos los típicos pestiños y los buñuelos, endulzados con miel cosechada de forma artesanal por vecinos del pueblo. Entre los postres indispensables no pueden faltar tampoco el arroz con leche, los huevos “nevaos” y las “puchas”, estas últimas elaboradas a base de harina, leche y azúcar.