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“A veces me gustaría mantener con el fútbol una relación ocasional, ligera, superficial. Pero nuestra enfermedad es crónica y de angustiosas consecuencias. Intentas huir, te autoengañas pensando que es una historia superada, pero siempre vuelves, condenado, porque una cosa es perder la fe y otra dejar de ir a misa.” Ya lo avisó Enrique Ballester en una sus múltiples poesías futboleras y ciertamente podría ser la definición del cúmulo de emociones que han sufrido los recreativistas en la última década de su historia.

Un ascenso para el recuerdo que se vivió en diferentes puntos de la capital de Huelva. Desde la invasión albiazul en el césped del Templo del Decano del Fútbol Español, a la fuente en la que los recreativistas pudieron cantar y saltar de alegría con los jugadores, cuerpo técnico y miembros de la Directiva. Mucho había llovido desde una celebración tan bonita en torno al Decano.

Pero aún faltaba la guinda. La noche onubense tenía preparado un último baile en el local de la Gran Vía ‘The Red Lion’ donde ya se celebró el ascenso de la temporada pasada. Los jugadores con Abel Gómez al mando bailaron y cantaron con algunos aficionados dejando momentos únicos e inolvidables. ‘Otra vez en primera van a ver a Papá’

Los onubenses celebraron en una fuente repleta de pasión y alegría

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