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(Noelia Acedo / Huelva Hoy)

Este pasado miércoles el Tribunal Constitucional (TC) avaló la modificación del Código Penal efectuada en 2015 que introdujo la prisión permanente revisable. Lo hizo por siete votos a tres y tras tomar en consideración pronunciamientos precedentes del propio TC y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que consideran la revisabilidad de la pena como factor determinante de su legitimidad. La reforma la sacó adelante en solitario un Gobierno de Mariano Rajoy, pero detrás de ella hay un sentimiento, el desconsuelo que atrapa las carnes, y un nombre, el de Juan José Cortés, el padre de la pequeña Mari Luz, a la que un pederasta reincidente arrebató el aliento en 2008 en la capital onubense.

Tras dar de bruces con esa muerte, Cortés encontró en la batalla por lograr la prisión permanente revisable una forma de enfrentar el torbellino que arrasó a su familia tras la muerte de la niña. Logró reunir 2,36 millones de firmas, rubricadas a bolígrafo una a una y procedentes de todas partes de España, que trasladó en furgoneta hasta el palacio de La Moncloa, habitado entonces por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Ése fue el comienzo de un camino, que luego recorrió en compañía de familiares de otras víctimas como la madre de Sandra Palo o el padre de Diana Quer. Juntos bregaron por una causa que creían justa y que tuvo un resultado respaldado ahora por el TC.

El padre de Mari Luz afirma sentir la “satisfacción de haber encabezado o comenzado esa lucha” y de que el Constitucional les haya “dado la razón” de una forma “tan contundente, 7 a 3”, ya que permitirá que “en el futuro”, en casos “tan duros” como el de su hija, los allegados de las víctimas “encuentren en la Justicia consuelo”. “Nos ha hecho mucho daño el ver cómo salían a la calle quienes han cometido delitos tan graves”, remarca.

Desvinculado de la política activa, en la que participó de la mano del PP en una etapa con luces y sombras, Cortés adelanta a Huelva Hoy que escribe un libro precisamente sobre la prisión permanente revisable en el que pretende relatar cómo fue el proceso protagonizado por un grupo de padres que consiguió “algo tan importante como es cambiar el Código Penal”. De hecho, ya ha armado “varios capítulos”, detalla, y espera “acabarlo el año que viene”.

Echa la vista atrás para recordar que “al principio fue muy duro porque entonces se hablaba de cadena perpetua y era como si nombraras al mismísimo diablo”, rememora. Mantiene que recibió un aluvión de críticas, que soportó al entender que su objetivo lo merecía.

Estos días ha intercambiado mensajes con otros padres dañados como él por pérdidas crueles. Saben que “a sus hijas no se las va a devolver nadie”, pero les reconforta la idea de que otros progenitores o familiares “se sientan amparados” por la Justicia.

El tiempo no cesa y Cortés tiene ya tres nietas. “Al final la vida te da la alegría de ver cómo han vuelto a crecer otras tres rosas en mi jardín”, dice. No es un mal broche a sus palabras.

La prisión permanente revisable se aplica sólo para delitos considerados muy graves, entre ellos se encuentra el asesinato de víctimas especialmente vulnerables como son menores de 16 años, enfermos o discapacitados.

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