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Parecía un sueño, una utopía inalcanzable, una ambición que Huelva quiso hacer realidad. Un 14 de junio de 1993, Juan Pablo II visitaba la Ciudad rebasando toda su dimensión histórica. La presencia del Papa Santo en esta joven diócesis sentó un antes y un después en la vida de nuestra ciudad, dejando un compromiso cristiano sin precedentes. Ver al papamóvil por la avenida de Andalucía llevando al Santo Padre o verlo arrodillado a los pies de la Patrona de Huelva, son dos de las imágenes que los onubenses nunca olvidarán.

Juan Pablo II quiso estar presente en la clausura de los actos del V centenario del Descubrimiento de América y evangelización del nuevo mundo. Era su deseo reconocer la aportación nacida de la gente de estas tierras para el mundo católico. Así lo reflejó en sus palabras al entonces alcalde de Huelva, Juan Ceada, a quien dijo: “Mi respeto, admiración,cariño y bendición a Huelva, que con su gesta, unió dos mundos y consiguió incorporar a la Iglesia Católica a más de 300 millones de nuevos creyentes”

Nada fue fruto de la improvisación, todo estaba preparado. El Papa llegaría en helicóptero aterrizando en el colegio Colón de los Hermanos Maristas para celebrar una eucaristía en la avenida de Andalucía ante la presencia de miles de personas poniendo a esta provincia, tan ninguneada anteriormente, en el lugar que merecía. También se pasó por la aldea del Rocío, invitando a todo el mundo a ser rociero y reconociendo la universal devoción de la Blanca Paloma.

25 años después, el recuerdo de su presencia sigue muy vivo en el corazón de todos los onubenses. Una iglesia reforzada por su compromiso y un horizonte para seguir descubriendo nuestras raíces.

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