El Papa Francisco se puso este miércoles la medalla de la Hermandad de Emigrantes, convirtiéndose en un rociero más. También, observó atentamente la Concha Peregrina que durante estos días se encuentra en Roma con motivo del Año Santo Jubilar. Un momento muy emocionante.
«Dios te salve, Reina y Madre, Madre de los Emigrantes…» Así, de esta forma, era recibido Su Santidad, el Papa Francisco, este miércoles por la Hermandad de los Emigrantes.
Su Santidad recibió la medalla de la filial onubense que, con motivo del Año Santo Jubilar, ha peregrinado hasta Roma. Un momento muy especial, al igual que su Eucaristía, en la que reflexionó sobre los orígenes de Jesús.
El simpecado fue alabado, ensalzado, por Francisco, quién mandó un saludo a los peregrinos de lengua española.De esta manera, Emigantes puso fin a su peregrinación extraordinaria a Roma. Las voces rocieras vuelven a enamorar al Vaticano.