Un año más, el SAS vuelve a castigar a los/as facultativos/as con reducción de jornada cuando se acerca el fin de año. Amparándose en el cálculo que realiza el programa GERHONTE, opaco y abusivo, los amenazan con impedirles disfrutar de sus días de libre disposición o con obligarlos a devolver un supuesto déficit de horas trabajadas el próximo año.
Este supuesto déficit se debe en buena medida a que el SAS aplica el porcentaje de reducción de jornada al cómputo de los salientes de guardia. Así, en una reducción de jornada del 50%, el GERHONTE registrará 3,5 horas por cada saliente de guardia, en lugar de 7 horas. Esta forma de cálculo ha sido considerada ilegal por los tribunales de justicia y no tiene otro fin que limitar el ejercicio del derecho a la reducción de jornada.
Los obstáculos a la conciliación familiar por parte del SAS no terminan aquí. Es frecuente la aplicación arbitraria de las reducciones de jornada, la cada vez menor cobertura de las concedidas y la no formalización de los contratos durante los permisos de maternidad/paternidad y lactancia, sustituyéndolos por contratos virtuales que conllevan pérdidas retributivas y de derechos. Con estas maniobras, el SAS intenta desincentivar que los profesionales, por lo general mujeres, soliciten reducciones de jornada por guarda legal, una actuación manifiestamente discriminatoria e injusta.
El SMA ha solicitado al SAS que ponga fin de inmediato a estas vulneraciones de los derechos de los/as trabajadores/as. Consideramos inaceptable que se deniegue el disfrute de los días de libre disposición alegando un supuesto déficit de jornada que, o bien no se ha producido de hecho, o bien solo es atribuible a una gestión negligente por parte de la empresa. En ningún caso puede aceptarse tampoco que ese supuesto déficit haya de ser devuelto el año siguiente.
Aconsejamos a los afectados por estas prácticas del SAS que siempre soliciten sus días de libre disposición por escrito, pues cualquier denegación debe ser justificada por la empresa. Si esta se produce, o recibe cualquier otro tipo de opresión o amenaza, el afectado debe acudir a su delegado del Sindicato Médico para emprender las acciones sindicales o judiciales oportunas.
Tristemente, una vez más, se constata el abismo entre, por una parte, las declaraciones públicas de apoyo a la profesión médica y a los derechos de la mujer y, por otra, las prácticas discriminatorias y abusivas, contrarias a los derechos de los trabajadores.