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Se fue la mujer que más miedo le metió al cáncer. Fue la que más veces lo miró de frente y fue capaz de acobardarlo a través de la alegría más hermosa de vivir. Y fue además quién más esperanza dio a las que como ella tuvieron que pasar por él. Porque Charo Venegas era esa mujer que llenaba de vitalidad a todo el que se la encontraba por la calle, como un mensaje certero de que el corazón puede vencer al mayor de los enemigos. Charo fue también una trabajadora incansable para desde su asociación seguir mandando un testimonio de vida, porque desde Santa Águeda, muchas mujeres tuvieron donde agarrase para creer que se podía salir de todo a través de una sonrisa como la de su presidenta.

A Charo la querían todos, porque todos fuimos un poco ella, quizás al darnos cuenta que la felicidad es una forma de existencia que quien la tiene puede con todas las afrentas del destino. Cada día se ñlevantaba con el único propósito de que las mujeres que padecían ese maldito cáncer tuvieran la mano donde agarrar sus miedos. Por eso, ese lazo rosa que a todos ella alguna vez nos puso lo sentimos ahora como una bandera contra ese maldito cáncer que tuvo en Charo Venegas a su más valiente enemiga. Descanse en paz, en esa marisma huelvana donde la recibió su Victoria.

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