El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, recitó un discurso dirigido a todos los andaluces y andaluzas de en el acto de entrega de Medallas y Títulos de Hijos Predilectos de Andalucía por la celebración del 28F.
Andaluzas y andaluces: Hoy celebramos lo que tenemos en común, lo que nos une. Hoy celebramos el Día de Andalucía, que no es únicamente una fecha. El 28F no indica solo un lugar en el calendario, sino unas coordenadas en el corazón.
Ese corazón que abrimos ante el mundo, porque somos así: sencillos, alegres y luchadores. Los andaluces somos líderes en valores, en las cosas que importan, en echarle coraje a la vida.
Frente a los fanatismos, las desigualdades y la violencia, Andalucía aporta
humanidad. Nunca lo hemos tenido fácil. Nadie nos ha regalado nunca nada, pero hemos superado los obstáculos, que han sido y son muy serios, sin perder el alma. Y eso nos ha hecho ser un pueblo sensible y sabio.
Esto es lo que celebramos ahora. Los hombres y mujeres galardonados hoy
representan bien ese espíritu. Empezando por los nuevos Hijos Predilectos de Andalucía.
Como el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, que custodia el mayor bien cultural que jamás hemos tenido los españoles: nuestra lengua. Una herramienta forjada entre toda la inmensa comunidad
hispanohablante a través de los siglos y acuñada en buena parte por los andaluces y que nos aporta diálogo, cultura, pensamiento y libertad, que hoy sentimos más viva que nunca.
Hijo Predilecto es, junto a él, nuestro José Mercé. Él también ha llevado la palabra a su más bella expresión, que es pronunciarla en andaluz, cantarla en andaluz y hacerlo, además, con la hondura, la verdad y la grandeza con que lo hace José.
Él sabe bien, como lo sabemos todos, que el andaluz es el acento con el que se
dicen las cosas bien dichas y por eso nos da coraje cuando lo critican.
Hoy nos alegra tener aquí a estos dos grandes paladines de lo que no se puede decir mejor ni más claro. Ambos eran ya Medalla de Andalucía y hoy se suma este reconocimiento que llega con la admiración, el respeto y el abrazo de todos nosotros.
Y, si hablamos de voz y de palabra, no podemos dejar atrás la Medalla Manuel Clavero Arévalo al grupo Jarcha, que puso música y letra a la libertad, la paz y la democracia cuando más falta hacía que apostáramos por ellas.
Su historia es la nuestra. Y, por eso, reciben el galardón que lleva el nombre de uno de los más grandes andaluces de nuestro tiempo. Una de las personas que mejor supieron amar y defender esa bandera blanca y verde a la que rendimos homenaje cada 4 de diciembre y todos los días de nuestra vida.
Junto a ellos, comparten este escenario los galardonados con la Medalla de
Andalucía.
Hoy, sobre las tablas de este Teatro de la Maestranza de Sevilla, reunimos una muestra de nuestros mejores valores.
Aquí están la fe en uno mismo, la capacidad de lucha y el coraje frente a la
adversidad, representados por Sarah Almagro. Más que una campeona de surf, Sarah es una mujer con capacidades increíbles.
Valores representados también por la Plataforma Andaluza del Voluntariado, auténticos magos de la generosidad, y por la Confederación Andaluza del Alzhéimer y otras demencias, especialistas en generar esperanza.
Está la música, que eleva a rango de arte las emociones humanas y que nos lleva de la mano por la historia de nuestra tierra: Los Romeros de la Puebla, Danza Invisible y Pablo López, que nos hará disfrutar interpretando nuestro Himno con su talento y sensibilidad.
Ellos representan tres formas de llamar al corazón, tres maneras de hacernos vibrar y sentir.
En estas medallas también vemos la inquietud por el conocimiento: la llevan en su ADN la revista Ánfora Nova y el Ateneo de Sevilla. Ambos son cauces de pluralidad y pensamiento e impulsores de creación cultural.
La vanguardia, la investigación y la audacia están en la tarjeta de visita de Eva María Laín, especialista en afrontar los grandes desafíos del presente. Ella nos muestra el valor fundamental que tienen las mujeres en nuestra sociedad.
Pero hay más formas de sentir a Andalucía: desde ser bandera de la raigambre, como Álvaro Domecq, hasta dar visibilidad y voz a nuestros mayores como nunca la habían tenido, caso de Juan y Medio.
Pasando por llevar el nombre de Andalucía a todos los podios del mundo, que es lo que hace nuestra brillante atleta María Pérez García. Manuel Titos también habla de amor. Él lo hace a Sierra Nevada, a la que ha
entregado su vida, de la que es confidente y cuya belleza proclama.
José Luis Sánchez Domínguez, presidente y fundador de SANDO, y la cooperativa DCOOP traen hoy a este escenario el afán empresarial por superar retos y llegar a lo más alto, a base de esfuerzo, determinación y tesón.
Y, finalmente, dos Medallas de Andalucía que a todos nos colman del más intenso orgullo: la Cruz Roja y el Cuerpo Nacional de Policía. Con ellos, sentimos que los valores humanos que nos elevan como sociedad están bien salvaguardados.
En este nuevo reconocimiento a los cuerpos policiales de Andalucía, pienso en la dificultad de su trabajo y en el riesgo personal que asumen a cambio de nuestra libertad y seguridad.
No se me van del pensamiento Miguel Ángel González y David Pérez, los guardias civiles asesinados en Barbate, y sus compañeros heridos. Ellos comparten, junto con toda la IV Zona de la Guardia Civil, la Medalla de Andalucía que tuvimos el honor de concederle en 2019.
No me olvido de ellos, ni de sus familias y sus compañeros. Dan su vida por
nosotros y deberían contar con los medios suficientes para enfrentarse a los
enemigos de la sociedad con las máximas garantías.
Aquí y en toda España merecen el aplauso, el respeto y el apoyo de todos.
A ellos y a todas estas personas y entidades distinguidas hoy, les expreso mi
enhorabuena, mi admiración y mi gratitud.
Al igual que doy las gracias a los docentes, empresarios, sanitarios, periodistas, comerciantes… A los hombres y mujeres del campo y la mar.
¡Qué sería de todos nosotros sin ellos! Y qué importante es defenderlos y estar de su parte ahora. Son nuestras despensas, las nuestras, las que dependen de ellos.
Las mismas en las que no faltó de nada durante la pandemia y eso convendría recordarlo todos los días. Hoy, con sus problemas agravados por la sequía nos necesitan y en Andalucía, desde luego, van a tenernos de su lado.
Gracias a todos nuestros agricultores, ganaderos y pescadores que son la esencia de Andalucía y nos ayudan a hacer mejor nuestra tierra. Y también, a los autónomos, que son el latido valiente de nuestros pueblos y
ciudades. Siempre a su lado.
Y gracias a todos los hombres y mujeres que, desde su trabajo, su casa, su barrio o su hermandad contribuyen a dar sentido cada día a esa palabra que nos emociona: Andalucía.
El 28 de Febrero fue el día en que los andaluces hicimos realidad lo imposible. Aquello no podía suceder… y sucedió. Porque lo hicimos juntos. Por eso, no hay mejor fecha que hoy para recordar que somos capaces de llegar tan lejos como llegue nuestra fe en nosotros mismos.
Tenemos muchas cosas que mejorar, soy muy consciente. Por eso mientras quede una sola persona sin trabajo, mientras haya un solo paciente esperando una operación que no llega, mientras haya una sola mujer sufriendo violencia y desigualdad no dejaremos de intentarlo con todas nuestras fuerzas día tras día.
Empezando por el agua, que es la vida de Andalucía y, desde luego, nuestra
prioridad. La sequía es la gran pandemia actual ante la que todos tenemos que abrir los ojos y actuar en consecuencia: los ciudadanos, los gobiernos y las empresas e instituciones. Sin descanso, juntos. Dialogando y llegando a acuerdos.
Como acabamos de hacer para proteger Doñana, y como estamos haciendo para garantizar el agua. Habrá quien lo critique y lo respeto. Pero os aseguro que me sentaré y me pondré de acuerdo con quien me tenga que poner para proteger el bienestar, el futuro y el interés general de los andaluces. Porque Andalucía está por encima de todas las ideologías y de cualquier sigla política.
También tengo muy presentes a los jóvenes. Y os hablo a vosotros, a los que
intentáis poner en marcha un proyecto de vida. Sé que encontráis muchas
complicaciones por el camino y os aseguro que nos esforzamos para estar a la altura de vuestras necesidades. Ese es nuestro afán.
Hoy, aquí, en esta ocasión solemne, y rodeado de andaluces tan importantes,
dedicamos un tiempo para rememorar a quienes nos precedieron.
Recordamos al Padre de la Patria Andaluza. Él quiso cambiar la realidad de esta tierra y lo intentó, desde la paz y la concordia. Fomentando la educación, la cultura y la libertad. Porque Blas Infante sabía que la historia no la hacemos los políticos.
Nosotros, todo lo más, pasamos por ella. Nuestra historia, la de Andalucía, la escriben cada día ocho millones y medio de personas que apuestan por lo que creen y saben lo que quieren.
Es importante saberlo, porque cada tiempo lleva aparejados sus propios desafíos, y hay que plantarles cara teniendo claro lo que uno es y lo que uno quiere.
Ahora, por ejemplo, vivimos el reto de la transformación digital. La llegada
vertiginosa y emocionante de la inteligencia artificial. Nuestra tarea consiste en ponerla al servicio de la gente, de la Andalucía vanguardista e innovadora de hoy.
La Andalucía que está cambiando el modelo productivo para avanzar hacia un mañana mejor y hacia una sociedad más humana.
Vivimos transformaciones apasionantes, pero sin perder un ápice de lo que somos. Y vamos por buen camino.
Andalucía alcanza hoy récords antes impensables: récord en turismo; en número de autónomos; en personas trabajando; en profesionales sanitarios, en hospitales y centros de salud; en educación: tenemos la mayor plantilla docente de la historia de Andalucía; en recaudación, en exportaciones, en inversión extranjera productiva.
Todo esto viene atraído, entre otras razones, por la estabilidad política e
institucional, por la simplificación administrativa y las bajadas de impuestos.
De hecho, acabamos de superar a Madrid en número de empresas activas. A
Madrid, que es la locomotora económica de España. Un dato que pone de
manifiesto lo en serio que vamos y el calado de la transformación emprendida por los andaluces.
¡Cómo no vamos a estar orgullosos de lo que estamos haciendo y vamos a hacer todos los andaluces juntos en el futuro!
Pero no es solo el avance económico, laboral, en prestigio. Es, sobre todo, lo que somos.
No pretendo quitar mérito a nadie, faltaría más. Andalucía es lo que te acelera el pulso. Andalucía es el paisaje de nuestros besos, risas y llantos. De quienes llegaron a nuestra vida y de quienes, por desgracia, se fueron.
Entre ellos, andaluces de categoría a los que tuvimos la suerte de conocer y que hicieron de este mundo un lugar “más amable, más humano y menos raro”. Andalucía es comprender de qué va la vida.
Andalucía es que Jaén te robe el corazón. Perderte para enamorarte a cada paso en Huelva. Respirar la bruma blanca del aire de Almería. Es el misterio de Córdoba, la magia de Granada, el genio de Cádiz, la luz de Málaga o la poesía de Sevilla.
Andalucía es aquello que no sé explicar y en lo que me va la vida. Es cultura,
monumentalidad, naturaleza. Andalucía es el ‘crujío’ interior. El flechazo. Eso es. La que te marca para siempre.
Como dice la campaña ‘Andalusian Crush’: “No dirás que no te lo advertí”.
Todo esto es Andalucía y muchas más cosas. Es digitalización, la tierra de la industria aeroespacial, la del centro europeo de ciberseguridad de Google, la de la apuesta científica y tecnológica, la comunidad puntera en energías renovables.
Es ese lugar donde la hija o el hijo de una familia humilde está hoy investigando en una universidad. Andalucía es estar del lado de quienes sufren dolor, injusticia, desigualdad.
Es no perder nunca la esperanza. Andalucía es el grito que sale de nuestras gargantas cuando hay que defender lo que es nuestro.
Andalucía es el clamor por la igualdad que expresamos juntos el primer 28F y hoy sigue siendo necesario. Es tener la dignidad de no ser menos que nadie.
Es contribuir a que funcione la democracia, desde la pluralidad y lejos de
sectarismos, que no tienen cabida en nuestra forma de entender la vida.
Nosotros, los andaluces, somos y vamos a seguir siendo líderes en eso, como en tantas otras cosas importantes. Sin arrogancia.
Porque no hablo de los liderazgos que se reflejan en las estadísticas –ya he
mencionado algunos– sino de los que se reflejan en la vida. Los que demuestran, no lo que tienes, sino lo que eres. Lo que no te pueden quitar.
Somos líderes en alegría. En confiar en nosotros mismos, en echar una mano al familiar o al amigo que lo necesita. En aplicar esa vía andaluza, que consiste en hacer que las cosas funcionen desde la igualdad y el diálogo, con respeto a las leyes y con transparencia.
Por eso, hoy tenemos mucho que celebrar y de lo que sentirnos orgullosos.
Antonio Machado decía que lo bello siempre es lo vivo. Y lo dijo no porque fuese un genio, que lo era. Sino porque era andaluz. Y Andalucía es vida.
Hoy hemos escuchado aquí a Manuel Cuevas, y a ese prodigio de inspiración y de fuerza que es la Banda del Rosario de Cádiz, con su marcha titulada Eternidad.
Qué oportuno hablar de eternidad en Andalucía. Esta Andalucía cíclica y eterna donde ya huele a primavera. Andalucía es tierra de luz. Por eso hoy, os convoco a todos a ser luz, a añadir luz, a ser fuerza activa de nuestra Andalucía.
Os convoco a dar la mejor imagen de Andalucía dentro y fuera de nuestra tierra. Os convoco a exigir el mismo trato para Andalucía que para los demás, desde la fraternidad y la solidaridad con todos y cada uno de los territorios de España. Os convoco a defender la igualdad entre españoles, sin privilegios para nadie. Ese es el andalucismo en el que yo creo.
Andaluzas y andaluces:
Vamos a lo nuestro. Vamos a ser andaluces. Vamos a confiar en la vida. A trabajar por nuestra felicidad. A defender lo que somos y lo que nos merecemos. Vamos a compartirlo con todos. A cuidar nuestros valores. Vamos a sentir en andaluz. A no perder esa esencia de la que estamos tan orgullosos y que tanto embellece el mundo.
Andaluzas y andaluces, disfrutemos nuestro día.
Feliz Día de Andalucía a todos.
¡Viva Andalucía!