Ayer Huelva volvió a dar otro golpe en la mesa en Andalucía y España. El Consejo de Hermandades consiguió que el Señor de la Providencia haya sido la única imagen en nuestro país que salga a la calle para presidir un acto de estas características. Y fue magistral. La organización consiguió que todo el mundo se olvidara de la situación y asistiera 370 días después a la salida del Señor a la calle.
A las siete y media de la tarde. La cruz parroquial y los ciriales de la Hermandad de la Santa Cruz aparecían por la puerta de Méndez Núñez. Lentamente, como si quisiera detener el tiempo en ese preciso instante, el imponente Señor de la Providencia salía por la puerta de la Concepción.
Llevada por doce personas, las andas del Señor comenzaron entonces un peregrinar por cada una de las cruces dispuestas a lo largo de la calle y que marcaban las quince estaciones del vía crucis. La coral de la Sagrada Cena ponía el fondo musical para que el alma elevara los sentidos y se dejara llevar un por uno de los momentos más bellos y sentidos que se recuerdan. Dos angelitos, estrenos para la ocasión, sostenían el sudario sobre el que se dejaba caer el cuerpo yerto del señor de la Providencia.
Para cerrar el vía crucis, el obispo de Huelva se dirigió a todo el pueblo cristiano de Huelva. De nuevo, ya con la noche invadiendo las calles y también el alma de los onubenses, el Señor de la Providencia se fue de nuevo al interior de la Concepción. Se cumplía así una vez más el rito de la Cuaresma en Huelva y también con todas las medidas de seguridad y aforamiento dispuestas. Fue un ejemplo de organización y de respeto, así como de capacidad organizativa en un tiempo de pandemia como el que vivimos.









