La Junta de Andalucía, a través de su Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, ha llegado a un acuerdo con el sector pesquero para reabrir el caladero de chirla (Chamelea gallina) en el Golfo de Cádiz. Este acuerdo establece unas condiciones técnicas y biológicas consensuadas que buscan asegurar tanto la sostenibilidad del recurso como la viabilidad económica de la actividad.
La Dirección General de Pesca, Acuicultura y Economía Azul ya ha firmado la resolución correspondiente, cuya publicación en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) se espera en los próximos días, siguiendo los procedimientos administrativos habituales. La reapertura del caladero se hará efectiva el próximo 1 de agosto, respetando los términos acordados.
Carlos Aldereguía, director general de Pesca, Acuicultura y Economía Azul, expresó su satisfacción por el pacto alcanzado, destacando el equilibrio logrado entre las condiciones favorables para el sector y la protección del recurso marino.
El acuerdo fue ratificado tras una reunión celebrada el 22 de julio en la sede de la Consejería en Sevilla, con la participación de representantes de las Organizaciones de Productores Pesqueros OPP72 (Isla Cristina), OPP80 (Sanlúcar de Barrameda), OPP89 (Punta Umbría), la Asociación de Armadores de Punta del Moral, la Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores (FACOPE) y la Asociación de Empresas de Acuicultura Marina de Andalucía (ASEMA). Todas las entidades mostraron su conformidad tras semanas de trabajo conjunto.
Entre las medidas principales, se destaca la reducción temporal de la talla mínima de captura a 24 mm hasta el 31 de enero de 2026, acompañada de un margen de tolerancia del 20 % para ejemplares menores, aplicado después del pesado y cribado, y mantenido durante toda la comercialización.
La pesca se limitará a cuatro días a la semana y 200 kg diarios por embarcación para dragas hidráulicas, mientras que para rastros remolcados se establecen cinco días semanales y 150 kg diarios, con un máximo de cinco horas diarias y velocidades controladas para reducir el esfuerzo pesquero.
Asimismo, se implementará un seguimiento científico del caladero para ajustar la actividad según la evolución del recurso. Se constituirá la Mesa de la Chirla, cuya primera reunión tendrá lugar el 31 de julio, para tratar aspectos como la criba y protocolos de medición. También se impulsará una línea de ayudas por valor inicial de 4 millones de euros para el desguace voluntario de parte de la flota, con el fin de equilibrar la capacidad extractiva con la conservación del recurso.