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La localidad de Santa Olalla del Cala ha vuelto a ser escenario de un evento con el que se quiere poner en valor la trashumancia y, además, reivindicar la ganadería extensiva y la importancia de los rebaños y de los pastores en la sociedad actual.

Charlas, música, talleres y gastronomía han sido las actividades que la Dehesa de San Francisco, preñada de encinas y alcornoques y que regenta una pareja de origen alemán, ha acogido un año más así como la presencia de un considerable número de ovejas trashumantes.

El Ayuntamiento de la localidad siempre ha mostrado su apoyo a esta tradición ganadera, una de sus principales señas de identidad.

En la actualidad, a pesar de la gran reducción de la cabaña ganadera trashumante y de los cambios en esta actividad tradicional, la trashumancia constituye un patrimonio vivo, con espacios a lo largo de la geografía española donde se sigue desarrollando de manera tradicional, con el desplazamiento a pie del ganado.

Además de haber contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios de España, la actividad trashumante se ve reflejada en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad.

La importancia económica y social de la ganadería trashumante desde la Edad Media hasta la Edad Contemporánea está ligada fundamentalmente a la expansión del ganado ovino, y en concreto a la raza “merina”, cuya lana era comercializada en Europa.

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