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El Rocío se viste de color con la celebración del Carnaval Infantil, un evento en el que mayores y pequeños recorren la aldea llenando las calles de música y alegría y que como cada año, cuenta con una gran participación por parte de todos los vecinos.

La Plaza del Comercio se llenó de disfraces llenos de ingenio y colorido y muchos de ellos con mucho trabajo detrás, ya que no les falta ni un solo detalle. Una inventiva que tiene premio, ya que tras el desfile, se vivió el concurso de disfraces.

Y después del divertido pasacalles y de muchos bailes, nada mejor que una buena merienda para reponer fuerzas para seguir con la fiesta. La alegría del febrero loco que va llegando a su fin inunda la aldea marismeña.

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