0

Los mariscadores no pueden más. El pasado uno de julio, tras dos meses de veda, se abrió el caladero para volverlo a cerrar apenas cuatro días más tarde. Sin ayudas y sin poder trabajar la solución de estas familias ya es insostenible. En Doñana los permisos son especiales, y ellos piden que ante esta situación tan inadmisible tener la oportunidad de mariscar en aquella zona mientras dure este enésimo cierre. Esta vez, son las toxinas DSP las responsables de que más de 180 familias alberguen la esperanza de que la Junta de Andalucía les dé una solución que acabe con el estado de desesperación en el que se encuentran.

 

Informativos Teleonuba

Artículo anterior

Las mujeres, creadoras del casi 44% de las nuevas empresas andaluzas

Artículo siguiente

También te puede interesar

Más de Noticias