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Aunque sigamos en pandemia sigue siendo verano. Y por ello, Matalascañas se ofrece, un año más, como un destino cercano y seguro.

Cada familia vive las vacaciones a su modo en esta playa de Doñana. Desde las que pasan un día completo evitando el calor puntual, a las que pasan sus temporadas habituales en la costa.

Y las estampas típicas no faltan tampoco, aunque varíen un poco por eso de llevar mascarilla. De esta forma, los pases de balón o las palas son algo habitual, aunque con mucho más cuidado para guardar la distancia social.

Por otro, los juegos de cartas, especialmente de los niños, que también siguen haciendo sus castillos para recontar miles de batallas.

Los abuelos que acunan a sus nietos, y los chapuzones a la carrera o con el lamento por la temperatura del agua, tampoco faltan.

La mejor gastronomía de la mano de los chiringuitos, que también se han visto obligados a adaptarse ante estos nuevos tiempos.

Nada falta a pesar de todo. Es verano, y sólo se diferencia en otros anteriores en el uso de las medidas de seguridad. Quizás el año que viene no sean obligatorias. La efectividad de la vacunación y nuestro comportamiento en este momento podrán ser las notas determinantes.

Ya lo veremos. Mientras tanto, un brindis y salud, que hace mucha falta, además de mucho cuidado.

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